Lo sé, me propuse escribir diario y leer a más princesas para darme fuerza y seguir adelante. El mundo me absorbe y dejo de ser Ana para comenzar a ser yo; lo que el mundo exige. Estos días de regreso a la iglesia, me he sentido miserable conmigo misma. Eso de alabar me derrama, me deprime mucho, porque sé que no estoy bien conmigo misma y alabar al Señor me resulta hipócrita. Es feo, no puedo con ese peso.
Por otra parte, me he convertido en una montaña rusa. Desgraciadamente, no veo el descenso: subo, subo, subo y subo
¡Estoy en 69 kg! Soy un asco, en verdad. Agoté las reservas de sibu y, en ningún lado consigo; he tenido buenas recomendaciones del Demograss; así también, de los terribles efectos secundarios. Pero no me importa, lo haré. Mañana mismo voy en busca de un frasco y en la semana les cuento qué ha pasado.
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