“Mi madre me amaba con locura. No me dejaba salir de casa. No estaba secuestrada. Pero cuando ella se hundió en la depresión, mi vida se convirtió en un tormento. No salí de casa hasta los quince. Era anoréxica desde los doce...”
Quince años demuestran que a pesar de las caídas, dudas y el mundo entero, Ana nunca te abandonará. ¡Siempre pisando fuerte y jamás desistir!.
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